Vengo De Un Pueblo Tan Antiguo
que conoció el mundo
antes de que este se dividiera
en masculino y femenino.
Vengo De Un Pueblo Tan Antiguo
que tampoco tuvo tiempo
de dividir el mundo
en buenos y malos.
O, más bien,
tuvo
demasiado tiempo
para perderlo
en hacer
eso.
Un pueblo tan antiguo
que no habla de yo
sino de nós.
Un pueblo tan antiguo
que no divide las mujeres
en vírgenes
y rameras
sino en madres
y (aún) no madres.
Vengo de un pueblo tan antiguo
que aún recuerda
el cometa frontal
en sus armónicos dibujos.
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Vengo de un pueblo tan antiguo
que a la primavera la llama
agua nueva
al otoño
fin del agua
y al verano,
simplemente,
agua.
Vengo de un pueblo tan antiguo
que los cuchillos
las azadas
y las
hachas
las hacía
de piedra
y sus nombres
lo delatan.
Vengo de un pueblo
tan tan antiguo
que
le dio
tiempo
de saber
que todos
los seres
tenemos
el bien
y el mal
en nós
y su mitología
así
lo refleja.
Amo ese pueblo
tan antiguo
que
aún
vive
(en
mí).
Gerttz